lunes, 13 de agosto de 2007

Refugiados

Era la época en que los poetas hacían poemas tontos, absurdos sólo porque sí.
Y los cantantes sólo movían la boca y nunca cantaban.

Los pintores pintaban lienzos todo de negro y los vendían por millones.

El mundo era cuadrado y los mares estaban en el cielo.

Las mujeres se colgaban animales muertos en el cuello

y se echaban placenta de rana en la cara;

aplaudían las maravillosas esculturas de pupú,

se colgaban a un hombre muerto en la mano.

Eran los días en que los niños comían plástico con manteca

y se metían cables por la cabeza para divertirse.

Eran los tiempos en que los jóvenes se resumían en palos y hoyos:

en penes, en vaginas, en anos, en clítoris.

Era la verdadera época del terror

y todas las personas auténticas se refugiaban bajo mantos bordados con arte;

se reconocían y se saludaban con esperanza en la mirada,

Era la verdadera era del llanto.

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