sábado, 18 de agosto de 2007

Inmenso

(Es de tarde…)

No pediría más a la suerte
si pudieras sentir el olor de esta tarde

que se mezcla con el aroma de mi cuerpo.

Mi cabello está más largo y se mueve
por la estática que emanan los luceros.

La brisa vespertina marca el ritmo

tan irregular y exquisito.

Traigo el aroma de aquellos pueblos
encerrado en mis parte íntimas;

ahí se almacenan mis recuerdos

desde que soy una peca más en tu rostro.

No pediría nada al mar
si un día me trajera tu cabeza,
así sabría que estás muerto
y podría morir sobre la arena.

Cantaría junto a tu espíritu

tu canción a la ballena

y la convertiría en el himno

de las almas de los mares.

Volvé a mi casa un día de estos,
aún sigo arreglando la cama que hay en mi pecho

y los cojines de mis brazos aún son cómodos;

te voy a preparar comida para tu nuevo viaje

y te regalaré los colores de mis ojos.

Niño, me duele fijarme
en lo inmenso que es el cielo y el Atlántico,

robemos espacio, te lo ruego;

abramos nuestros cuerpos

y metámonos

el uno en el otro.

(Cae la noche…)

No hay comentarios.: