jueves, 19 de febrero de 2009

Sobre vos, la luz y la voz

Tenés tics,
quizás cuando estás concentrado los tenés.

Y cejas tenés, también:

espesas,
tan negras
que no se confunden con tus sombras.

O es la luz que ilumina a Lemebel,
su texto y su figura;

o es que siempre te persigue una luz,
tenue e indirecta,
para que sombras te realcen
y te marquen

los rasgos.

¿Por qué estás bello?
¿es que lo sos?

O es la voz de Lemebel,
tan suave y grave,
la que te hace bello

y te suaviza los ángulos
-tan marcados-
como con lija,

como raspándolos con los dientes
que filtran la voz

de Lemebel.

--
Supongo que el crédito de la imagen va para Pedro Lemebel.

martes, 10 de febrero de 2009

Respuesta

Amigo,

por qué cantamos,

por qué asociamos las lágrimas con perlas;

por qué comemos juntos, los humanos,

si el cielo 

no queda lejos.

Revivamos.

Tengo tirro negro en el dedo,

un botón

en la bolsa

y una 

erección.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mediocre

No hay

nada más

insufrible

que escuchar a un mediocre
aconsejar a otro mediocre sobre
sus mediocridades
y estar

en ayunas
esperando a que termine el martirio
para comer
al fin
el pan suave
como banano,
como prueba irrefutable 
de la existencia de Dios.

Afuera hay 
Sol.

Afuera.

domingo, 8 de febrero de 2009

El extraviado

El martes vendrá.
Yo seré heroína

de ópera
y moriré de tuberculosis
o,
por tratarse de este año,
de SIDA.

Serás tenor
(lo sos)
y serás hombre
(lo soy).

Tu padre
te dará una cachetada.

El mío
se suicidará.

Casi al final,
casi al borde

del escenario
acariciaré la cabeza del percusionista 
con mi voz.
Gran final.

Vientos metales.
Percusiones.

En la oscuridad
todos nos abuchearán.

--
En la imagen: Rolando Villazón y Thomas Hampson. 
Foto:  Klaus Lefebvre.

lunes, 2 de febrero de 2009

El acento

El hombre aparece inmóvil,
con una sonrisa eterna
como de foto de display.

No se cansan sus mejillas
de sonreír.

Y es blanco.
La piel blanca me persigue
y me vuelve los ojos
más claros.
Sin duda
es así.

El acento.
Tan raro el acento que no he escuchado,
tantas posibles voces dentro de él
que si me llamara,
sólo lo reconocería
por lo extraño
del acento.

En fotos
me ha mostrado
que tiene el alma en la que no creo,
un poco
por lo menos,
por lo menos un poco de alma.

Sus vellos,
hacen contacto con los de mi nariz, ellos,
en pequeñas fantasías borrosas
con texturas de poros.
Duermen juntos dos niños bellos...