lunes, 31 de marzo de 2008

Isla en San Salvador

Pasé la tarde rodeado del jardín
pensando en los lugares comunes de la literatura.

Me dijo:
"Bien puedes caminar.
La tarde está hermosa."
Y yo alcé los ojos
y la ví;
la pude ver hermosa,
manchada después de haber jugado todo el día con el Sol.

--
A Ricardo Lindo.

viernes, 28 de marzo de 2008

Las arpas (1)

Me despierto bello
después de la noche.
¡Qué bellas mis ojeras!
enmarcan mis ojos claros en tonos tierra.
¡Cuánto me fascina este mareo y falta de coordinación!
El pelo sin lavar
parece poseer un brillo natural
y el peinado que la cama me ha hecho
es carísimo:
alta peluquería.
No tengo ropa interior.
Mi pantalón es flojo de la cintura
y al meterme las manos
ahí estoy
y me encuentro,
me da risa.
Casi quiero vomitar
pero tengo hambre.
Es que el espejo tiene magia
y está manchado de la leche más fresca de la mañana;
lo escupo y hago figuras hermosas que hieden,
topo mi nariz para sentir ese olor helado.
Y luego,
viendo la calle desde la ventana,
te recuerdo.
¡Cuántas ganas de volver a la adolescencia me has traído!
¡Las arpas en mis oídos!
¡La triste música de adentro!
¡La presencia imponente del más simple niño!
¡El llanto ridículo!
¡Las noches más frías de la vida cuando eyacular me hacía sufrir!
Aquí estoy agarrado a las rejas,
añorando,
queriendo respirarte
y frotarte el pecho.
Aun mis orines salen a verte.
Anoche tenías la noche escondida en tu mochila
y me la enseñaste;
te salpicó un poco una uña
y pintaba tu sombra.
Anoche
te deseaba de una manera de la que no estoy seguro.
Anoche
deseaba que te acercaras
para que vieras cómo soy
y te quedaras a vivir,
a compartir la comida sin preocupaciones
y caminar por América,
ir a conocer los aromas que guardan otros niños,
robar un poquito de sus almas
y hacer recuerdos de sus risas y sus caras.
Anoche
hubiera nadado en una piscina llena de hojas
usando un vestido de novia.
Anoche hubiera apretado tu boca hasta mancharte del color de mi piel.
Anoche hubiera fumado un cigarro
y luego,
sentado a tu lado en la ladera de un cerro,
hubiera sacado el encendedor
y hubiera encendido una estrella entre mi mano:
la estrella en medio de las estrellas del cielo y las de la ciudad.
Soy pequeño.
Tengo el pecho frágil
y no lo sabés,
quizás lo sospechás
pero no se.
No te conozco.
No me atrevo a tocarte.
Quizás he vuelto a ser adolescente.
Y te fuiste anoche
dejándome sin memoria.
No estoy seguro
pero ahora recuerdo un poco:
me golpeó el viento de tu partida,
me alborotó el pelo
y me obligó a dar dos pasos al frente,
sólo me faltaba un abrigo.
Quizás vuelvo a ser adolecente.
El cemento mantenía mi sombra acostada
y la amarraba a mis pies.
Tu sombra se iba amarrada a tu carro,
violentamente ondeaba
y si se hubiera soltado
hubiera salido a agarrarla
para que se estrellara contra mi
y me manchara de noche;
si se hubiera soltado
la hubiera guardado en mi bolsa
y al segundo día de tenerla ahí,
en medio del frío,
la hubiera tocado para sentirme feliz y fuerte,
héroe de todos los niños de caras tristes,
el que llegó a la cima de todos los triunfos y clavó una bandera,
épico,
el Sol,
el universo
y la vida.
Envueltos en mi mirada
te regalé mis sueños.
Mis ojos tienen los colores que desean ser tus favoritos,
aún tienen esa esperanza.
Envueltos en mi mirada
iban los secretos más dolorosos que tengo.
Envuelto en mi mirada
estás hoy,
rodeado de mi voz
y bañado de mi sudor.
Estás amarrado con una hebra de mi cabello
y la herida que te causa en los brazos
sangra
constantemente,
te causa un poco de sufrimiento
sólo
para que yo te cure.
Ahora recuerdo un poco:
tenías una cara hermosa
y la sonrisa perfecta,
de tu boca fluía un manantial que me embriagaba,
existías,
estabas ahí
vulnerable a mi ataque,
con los ojos abiertos parpadeando;
estabas despierto,
respirabas
y escuchabas mi voz
y yo la dirigía especialmente a tus oídos con una pajilla;
en medio de ella había metido mi aliento y un beso
bien escondidos
para que no te dieras cuenta,
sólo los sintieras
pequeños y avergonzados,
llenos de risas nerviosas y temerosos de tu mirada.

--
Para mi nombre. Escrito directamente en el blog, tal y como salió. Versión temprana.

Calzado

En la azotea
me han crecido trece pisos bajo el pie derecho
y quince bajo el izquierdo.

Los edificios son mis zapatos,
uno es más bello que el otro
y no combinan.

Las aves de la noche
circundan mis pies.
A veces siento el pequeño contacto de sus picos fríos.
Precavidas se me acercan
para saber qué soy.

Me falta un hueso
y no se nota.
En la cabeza no tengo pensamientos
sólo sueños.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Vencer

Quizás habré dejado
mis pensamientos colgados en el espacio
hace tiempo
cuando pasaba por aquí con vos,
que hoy que regreso a este sueño,
los vuelvo a tener
tan frescos
como el clima,
como brisa pasajera
que deja marcas de por vida.

--
Hace tiempo. La última vez que me enamoré.


viernes, 21 de marzo de 2008

Él es la mañana desnuda

Jesús se acostó sobre los edificios
desnudo
y sobre su piel morena
se escurrió el sol
como el aceite de la unción.

Señor,
los niños llegarán de todas partes para verte
grandioso
sobre el mundo.
Dejarán de jugar los juegos tristes.

Los niños
de entre cinco y siete años
se acercarán con la mirada inocente,
te arrancarán la piel con odio
y con sus pequeñas uñas.

En unas ramas secas y grises
alzarán banderas de piel escurriendo grasa
y sangre
y sentirás la mañana
carcomiendo tu carne,
quebrando tus huesos
y borrando tu imagen.

Beberán tu sangre, Cristo.
Los niños comerán tu carne.

miércoles, 19 de marzo de 2008

el piano y los pájaros

en el calor tropical
de la mañana un tanto opaca
se ha escuchado el sonido del piano
descender por el aire
y por las gradas
como lo hace el agua
cuando la pila se rebalsa
y llega a nuestros pies
perdida
a explotar moribunda contra nosotros
que en realidad
no nos percatamos de nada
y estamos siempre distraídos
pretendiendo ser las columnas eternas
de nuestro propio reino,
simulando ser el bosque de árboles de piel
con hojas de cabello
allá donde los pájaros cantan
sus lamentos de indefensos desterrados,
allá donde los pájaros acicalan sus plumas
con sus finísimas lenguas
endulzadas por los siglos
por las hermosas melodías que les nacen

podría continuar

podría continuar cantando

--
Pido perdón a Guillaume Apollinaire por las dos comas usadas.

jueves, 6 de marzo de 2008

Excursión al call center

Tenemos frío
y hambre,
estamos frustrados
y deseando que se acabe esta vida
(pasar a una mejor).
Estamos presos,
pasamos el tiempo pensando en lo que haríamos libres;
no tenemos dinero,
tenemos hambre.
El día y el mundo
parecen estar vivos afuera.
No podemos sonreír,
no podemos.
Tenemos motivos ocultos
mas no los revelamos;
somos vigilados:
negros ojos que salen del techo,
de cada rincón,
hurgan nuestros pensamientos
(no puedo dejar de ser consciente de ello).
Sentimos hambre
y nos callamos;
jamás lo revelaremos
porque no somos débiles.
A nadie le importa acá
lo que pasa con nosotros.
Sólo somos una voz
sin rostro,
si nada.

"Algún día en mi vida
tendré una mejor vida
y recordaré el pasado
feliz de haber salido de él.
Algún día..."

miércoles, 5 de marzo de 2008

Mientras camino al lado de los maquilishuats

Salgo
con cara de "todo me vale verga".
Frunzo el ceño
y mis cejas se frotan
entre ellas.

Los carros
me golpean con su rastro de viento;
se me mueve el pelo violento
y me lastima la cara:
me raya.
Avanzo.
Frunzo más el ceño
y todo me da asco.
La bolsa de mis libros
cuelga de mala gana de mi hombro izquierdo,
me golpea la cadera,
me apresura
y aligero el paso.

¡Qué simples son los demás hombres!
¡Qué culpables de todo lo que me pasa!

--
Al salir del trabajo.

domingo, 2 de marzo de 2008

Amanecer (1)

Saliendo del frío en la madrugada,
el Sol le tiende al volcán una sábana.

El hombre que fuma un cigarro
en una de las laderas
agradece el bello regalo
mientras su piel se calienta también,
mientras por dentro lo calienta el cigarro.

El enorme Sol a lo lejos
ve cómo un pequeño sol amanece,
débil y dudoso,
de entre la boca del hombre.

--
Después de un tiempo (ya era tiempo): algo de lo nuevo. Versión temprana.