miércoles, 26 de septiembre de 2007

Manuel


Manuel,
llegá a la nueva orilla.

Allá sólo hay papeles blancos,
vacíos,
sin manchas
(dicen que te esperan).

Pero ¡cuidado!

Cuidado antes de doblar alguna esquina
o mirar a los ojos a una nueva persona.

En esa ciudad,
donde las horas son extrañas,
no se sabe si al final de una calle
termina el mundo.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Cuando cae la hoja


Bello.
Altivo.
Feroz.

Un instante le bastó para llevarme con él.
Me tomó en sus brazos,
me tocaba.
Frotaba su malicia en mi cuerpo.

Parece que existen más colores,
que la velocidad deforma las cosas
y las estrellas se mezclan con las flores.

Parece que existen más aromas,
esos que se sueñan,
que se sospechan...

¡Pero no pienso en nada!
Mejor no pienso en nada.
Ahora ya nada importa.
Todo se volvió nostalgia.

Ahora, mejor, abro bien los ojos a los misterios.

Él me guía
en silencio.

--
Producto del "taller" (es más un conversatorio) literario que imparte Ricardo Lindo en la Secretaría de Arte y Cultura de la UES, los jueves de 2:00 p.m. a 4:00 p.m.

martes, 18 de septiembre de 2007

"Unos vitrales antiguos"

¿Por qué llorabas
si nunca tenés que llorar?

Y si llorás
tenés que llorar para siempre
porque te ves tan bello,
porque de tus ojos bajan lágrimas que hacen crecer flores al caer en mis manos.

--
Hasta Toulouse.

martes, 11 de septiembre de 2007

Poema de un milímetro



Escuché tu voz,

vino en un susurro,

atravesó nubes espesas,

tocó mi oído

y me tiré al azar.

Puedo quedarme así:

minúsculo ser.

Puedo pasar horas manteniendo fresca la sensación,

acostarme en una hoja y beberme su rocío,

convertirme en insecto y andar desnudo;

pasar inadvertido,

ser minúsculo,

microscópico,

liliputiense.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Al sur

Un poquito,
sólo un poquito.
Un intento de dar un paso.
Un impulso de moverte hacia delante.
Un poquito.
Un milímetro.
Un empujón de viento
nada más.


Caminá un poco al sur
hasta que veás la playa.


Frente al mar
quitáte los zapatos
y entrá en el agua.


Estaremos más cerca así.


Sólo un poco más cerca.

martes, 4 de septiembre de 2007

En


Yo
vivo después
de todo
y soy fantasioso
sin cura,
vivo mis versos,
vivo en ellos.

Existo
sobre el sol en la media noche,
me encierro
en un pájaro
para volar,
emigrar.
(Rueda…)
Una lágrima
cae
por mi mejilla,
la sopla el viento
en silencio
que se va
al sufrimiento
dentro.

Me distraigo.
El sonido vendrá
después,
aún se siente
la tarde
chispeante
llagando mi espalda
desnuda,
huesuda,
desolada de tu boca
(…tu recuerdo…)

Virrey,
subdirector,
suplente segundo
del corazón
fuera de mi pecho,
la sangre lo ahoga,
te empapa
en momentos,
nos mata
(…en mi mente.)
Deshago
el nudo de mi garganta.
Aún soy.
Puedo.
Convengo
conmigo mismo
en que soy un dios
de la palabra
fructífera,
eterna,
jugosa y exquisita.
Coloco
el pie
en la cima del alta montaña
trabada en la noche
a oscuras.
El movimiento
lo es todo.
El viento lo es todo.
Todo es dos veces
en mis ojos:
el Géminis cadencioso,

la Sagrada Dualidad del sexo,
los sellos monárquicos de mis labios,
mis testículos
divinos.

Yo
reduzco el horizonte
a un sueño,
conspiro
contra la realidad
para
ser.