lunes, 4 de junio de 2007

Con güishtes




Mi papá tiene vidrios en la garganta,

vidrios que le cortan la voz

y cuando salen sus palabras

salen afiladas.

Un día me gritó con tanto odio

que los vidrios salieron disparados hacia mí

hiriendo mi pecho blando

y mi cabeza.

Las heridas sólo me hicieron recordar

los días en que esos vidrios eran mágicos

y estaban colocados tan estratégicamente en su garganta

que cuando hablaba

veía la luz del sol reflejada en sus palabras

y su voz sonaba clara...



Hoy la gente sólo me camina alrededor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un abrazo.



(A veces creo que la depresión te hace, pero otras quisiera que no la tuvieras)

Nadie dijo...

Otro abrazo.




Yo pienso que la depresión es necesaria.