lunes, 26 de mayo de 2008

Cosas que le quisiera decir a la poesía

Si fueras hombre
y supieras todo lo que por vos he pasado
me amarías con tal ceguera
que enceguecerías.

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Quizás por eso no me puedo enamorar.
Todas las locuras y sacrificios que debería hacer por un hombre
los hago por vos.

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Yo te veo en todos lados
y ya comienzo a sospechar
que ocupás en mi cabeza
el espacio que ocupa Dios
en las cabezas de los otros.
Talvez por eso soy ateo.

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A veces deseo que seás fruta
para exprimirte fácilmente las palabras que no salen.

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La noche en que,
por cosas absurdas de la vida,
llegués a ser mi sábana,
me moriré
al sólo envolverme.

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Sospecho que sos vos la que cosquillea en mi nuca
justo después del orgasmo.

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Supongo que no tengo que aclarar que no son poemas.

sábado, 24 de mayo de 2008

Pastel

Cuando me reflejé, se quebró el vidrio
y los pedazos cayeron
los veinte pisos abajo que duró su caída.
Al quedar yo
a la orilla del nuevo abismo
no pude hacer otra cosa más que tirarme,
saltar y atravesar las nubes
siguiendo mi reflejo
multiplicado miles de veces
en cada pedazo de vidrio
que mutiló a los niños que estaban jugando en la calle
y los volvió una torta de carne con sangre.
Yo fui la cereza.

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Una imagen que se metió en la cabeza.

martes, 20 de mayo de 2008

Deseo de convertirse en Alguien

De tanto café
me convertiré en el hombre viejo del que dirán:

"Sería más guapo si no tuviera los dientes amarillos
y la lengua ácida."

lunes, 12 de mayo de 2008

Meterme

Recurro a un lugar lejano
que tenga en lo más profundo de su aroma
algún rastro del olor colgado de los vellos de tu pecho.

(La soledad es hermosa)

Estoy a la orilla de un abismo de medio metro
visualizando la inmensidad de tu abismo sobre mi lago
que está apacible.

(Mañana llegarán nuevas sombras)

Escarbaré con manos y pies,
haré una cueva que se lleve tu nombre,
ermitaño te haré el amor tres veces al día
para no darnos cuenta que no hay qué comer.

(Tus rizos aún son lejanos)

Recurro a una hora nocturna
cuando los ojos me brillan más.
Me refugiaré escondiéndome en mi cabello
y en los hombros sentiré seguridad.
Permaneceré
con los ojos bien abiertos,
rojos,
con venas saltadas,
vigilante de los peligros que me rodean.
El eco de tus susurros serán mis armas
en esta dolorosa guerra
entre la magia que me moja cuando sudo
y la cotidianidad.

(“En silencio el sonido de la risa escuché en tu sonrisa”)

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Sigo revisando archivos. Escrito el 29 de agosto de 2006. La última vez que me enamoré.

viernes, 9 de mayo de 2008

El poema

Minusválido abandonado junto al aliento a alcohol de mi padre,
carcomido por lo sedentario del sábado con lluvia vaga;
quise tirarme de la ventana sólo para ver qué pasa
porque en estos días de ésta sociedad traumatizada
no encuentro sensación alguna que valga la pena sentir.
¿Para qué el odio? Si hay tanto que no sería innovador.
¿Para qué el amor? Si siempre cuando amo
algo cae y todo el universo cae con eso y me obligo a desistir.

Amenazado y sobornado por cielos falsos de tabla-roca
me encuentro en la encrucijada de creer o no;
parece que todo lo que se ofrece es la última gota de agua,
el último dólar del mundo, el último orgasmo que se sentirá;
parece que se predica por predicar y no por convicción,
parece que se ama sólo por amar y no con verdadera pasión.

Rodeado, casi asfixiado por El Salvador sobre poblado,
me jacto de ser un superviviente de los pasajeros de buses
que pelean un centavo más que por los derechos de sus hijos,
que comen, sueñan y hasta rezan por la maquilas.

Minusválido abandonado bajo el miedo de tener 17 años
mi deseo es gritar al viento más que simple onomatopeyas
y cubrirme la frente de felicidad al poder ver el sol,
al quitarme la marca de la bestia de “mano de obra calificada”;
porque también tenemos, algunos privilegiados, el amor por el arte
que no es droga pero eleva, que no es persona y enamora,
que no es comunista pero es igual para todos,
que no me pertenece pero de vez en cuando me visita.

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Poema escrito el 5 de julio de 2003. Comprenderán que fue hace mucho.

domingo, 4 de mayo de 2008

Solos y juntos los dos

Cita conmigo mismo.
Ir a ver una película a un cine barato.
Tomar miles de fotografías con mis ojos y guardarlas en mi pelo.
Estar expuesto a los peligros de estar solo
y disfrutar esa sensación
que me hace darme cuenta de cómo soy
y así ser menos desconocido.
Comentar conmigo mismo las barbaridades que se ven en la ciudad.
Crear planes complicadísimos y utópicos para rescatar este país
y salvarme así de mi pronta muerte
causada por mi propio abandono.
Componer una bella pieza de música académica contemporánea
con todos los sonidos de adentro de mi cuerpo.
Beber ese refresco efervescente de uva y darme cuenta
otra vez
que las uvas saben diferente a ese refresco.
Darme cuenta del tipo de iluminación del lugar donde escribo
y definirla
sin conocimiento alguno sobre iluminación.
Salir conmigo.
Experimentar exponiéndome a ambientes hostiles.
Agarrarme la mano
y verme con lástima para después besarme.
Qué feo soy
pero qué bien se siente
tocarme.

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Poema sencillo.